Dile adiós a la ansiedad

GESTIONAR LA ANSIEDAD: 7 FORMAS DE DECIRLE ADIOS

Tod@s en algún momento de nuestra vida podemos sentir ansiedad ante un problema o una situación novedosa, o sobre la que dudamos de nuestros recursos de afrontamiento; pero esto no es lo mismo que el trastorno de ansiedad generalizada. Aprendamos a diferenciarlos y algunas pautas para tratarlo.

La ansiedad es la respuesta emocional (sentimiento de malestar/inquietud o síntomas somáticos como tensión, aceleración, náusea, diarrea u otras molestias abdominales) que acompaña a la anticipación de un peligro o desgracia futuros ya sean internos o externos.

La ansiedad suele ir acompañada de preocupación en forma de cadena de pensamientos sobre el peligro o desgracia futuros.

En las personas con trastorno de ansiedad generalizada (TAG),  las preocupaciones son más frecuentes, duraderas, intensas y difíciles de controlar que en población normal.

Otra característica es que el foco de preocupaciones de personas con TAG cambia repetidamente; es decir, pasa de una preocupación a otra.

¿Y qué podemos hacer ante tal acompañante?  Pues,  te sugiero a continuación algunos TIPs, que espero puedan serte de ayuda.

  1. Pon atención a tus preocupaciones y diferencia las que atañen a problemas actuales de las que tienen que ver con situaciones hipotéticas. Date cuenta de que estas últimas no existen todavía y puede que no existan NUNCA.
  2. Desarrolla la tolerancia a la incertidumbre, exponiéndote gradualmente a la misma.
  3. Revalúa la utilidad de preocuparte. ¿Estás segur@ de que preocuparte te sirvió en alguna ocasión antes?  Identifica las creencias sobre la utilidad de cada preocupación específica; no de preocuparte en general.
  4. Entrénate en la habilidad de resolver problemas para tus problemas actuales; en definitiva: ocúpate de ellos.
  5. Exponte en imaginación a las situaciones hipotéticas; acabarán no dándote tanto miedo.
  6. Practica técnicas de relajación y de activación del sistema nervioso parasimpático. Recuerda que la respiración es una de las puertas a la relajación, y que no se pueden dar a la vez dos estados fisiológicos contrapuestos; es decir, que o estamos ansios@s o relajad@s.
  7. No alimentes la cadena de pensamientos de la preocupación. Atiéndelos brevemente, acéptalos y déjalos pasar. No somos responsables de los pensamientos que vienen a nuestra mente, pero sí de los que se quedan.

Y una vez puestas en marcha las sugerencias anteriores, no estaría de mas que te dirigieras a la ansiedad y le dijeras que gracias, gracias por su interés y preocupación; pero que ya te ocupas tú…

Y si el problema persiste, permítete recibir ayuda profesional. ¡Vamos!