PROCRASTINACIÓN: ¿Hasta cuándo?
“Para realizar este trabajo, necesitaré varias horas seguidas. Hoy ya no me va a dar tiempo”, “Tengo tanto por hacer….ufff, voy a ver los whatsapps”, “Yo se que trabajo mejor bajo presión; así que ya lo haré”, “Hay tiempo de sobra”, “Soy un desastre, siempre me pasa igual”…
Quizás algunos de los testimonios anteriores te suenen, o te recuerden algo o a alguien. Posiblemente te sientes mal al verte reconocid@. “¿Pero qué es lo que me pasa? No aprendo de una vez para otra.”
Pues bien, lo que te pasa muy probablemente es que procrastinas. Sí, procrastinas. Menudo palabro, ¿verdad?
La procrastinación hace referencia a un patrón de funcionamiento en el que la persona tiende a retrasar voluntariamente el inicio o la finalización de trabajos, tareas u obligaciones que pueden ser valoradas como difíciles, aburridas, desafiantes o abrumadoras; en definitiva, estresantes. Con frecuencia ante este tipo de situaciones, la persona atiende o se compromete en otras tareas más agradables o menos agobiantes. Y a veces, ya sea cuando los plazos se agotan y/o el malestar debido a la presión aumenta, se plantea ponerse con la tarea como forma de escape a ese malestar.
Si ese tipo de comportamientos se dan con una frecuencia alta, afectando de forma considerable a la vida cotidiana y al bienestar de la persona, se considera disfuncional. Y estrés, malestar y culpa, entre otros, se vuelven familiares, ¿cierto?
Pero, ¿podemos hacer algo para evitarlo? Desde luego. Te propongo algunas pautas para salir, o no entrar, en este “remolino” que ya conoces.
PAUTAS PROPUESTAS A SEGUIR:
- Haz tu lista de tareas o actividades pendientes.
- Prioriza por orden de entrega.
- Ordena por importancia las que tengan el mismo plazo de tiempo para llevarlas a cabo (según 2).
- Proponte un tiempo de trabajo fijo diario; al principio más breve.
- Estructura las tareas a llevar a cabo en pequeños pasos y marca plazos de cumplimiento que sean realistas.
- Pon tu lista en un lugar visible.
- Empieza a ejecutar las tareas. Ahora.
- Marca o tacha en la lista de tareas, las actividades conforme las vayas haciendo.
- Felicítate y refuérzate tras el cumplimiento de cada meta. ¡Medallita!
- Al menos al principio, comienza a trabajar en un contexto en el que las distracciones sean mínimas. Por ejemplo, apaga el móvil; si tu trabajo te lo permite.
Recuerda que si necesitas ayuda profesional para afrontar este tema, puedes contar conmigo. Estaré encantada de ayudarte; pero, por favor, “no lo dejes para mañana”.