Como encontrar tu media naranja

RELACIÓN DE PAREJA:¿MEDIAS NARANJAS?

Casi todos habremos escuchado alguna vez a alguien hacerse esta pregunta o manifestarnos su deseo por encontrar su media naranja, o incluso nosotros mismos nos lo hayamos  planteado. Pero ¿nos hemos preguntado realmente lo que esto significa? Si no tenemos esa media naranja, ¿estamos incompletos y de ahí el encarecido afán de tantos por tener una pareja?

Será tranquilizador para muchos reflexionar y darse cuenta de que los seres humanos nacemos completos y aunque durante algunos años seamos incapaces de valernos por nosotros mismos y dependamos de nuestros cuidadores, pronto somos autosuficientes y capaces de desenvolvernos perfectamente en nuestro entorno. No necesitamos completarnos con ninguna mitad para vivir y, en última instancia,  ni  siquiera sería posible porque ya estamos completos.

Otra cosa es que deseemos tener una pareja para compartir experiencias, para amar y ser amado, para crear una familia, etc.; en definitiva, para tratar de llevar a cabo nuestro proyecto de ser felices o más felices y de satisfacer la necesidad psicológica de formar vínculos que tenemos los seres humanos.  Pero en este sentido es fundamental tener en cuenta que mientras más nos conozcamos a nosotros mismos, más nos desarrollemos como personas y más nos respetemos y valoremos, más podremos aportar a esa posible relación y más apetecible seremos para los otros; con lo cual tendremos más garantías de éxito en dicha empresa.

Una idea parecida a la de sentirse incompleto si no se tiene esa “media naranja” es medir la valía personal en función de si se cuenta o no con el amor de otra persona. Esta creencia contraproducente que a veces se mantiene de la idea del amor, lleva a muchos a creer que sólo se puede ser feliz y desarrollarse plenamente como persona si alguien les ama y que lo peor que podría ocurrirles es estar solos. Se trata de personas dependientes que, en lugar de responsabilizarse de sus emociones y de sí mismas, pretenden cargar este peso sobre otra persona. Esto último suele provocar más rechazo que unión. Nos enamoramos de personas independientes, capaces de aportarnos aquello que consideramos que nos falta, con las que podamos tener una relación de igual a igual y de enriquecimiento mutuo.  Lo contrario puede aparentar ser deseable para algunos, pero a la corta o a la larga termina cansando y se convierte en un lastre.

Concluyendo: es buen punto de partida iniciar una relación desde la libertad personal y no desde la perspectiva de la necesidad. Como acostumbro a decir: una pareja no es la suma de dos mitades, sino mucho más que dos unidades.